miércoles, 27 de octubre de 2010

Joy as a Chemical Product.



Capturing moments. Impressions of Awareness.

Such as now.

Two people drinking, talking. Tension and frustrations. More drinking. Pauses. Silences. Awkwardness in action. Anger. Trusting and depending on people. Being disappointed. Alienating yourself for your mistakes, for your anger. Bantering. Keeping the few in. Weirdos. Weirdos. Weirdos… More people, more talk. Mingle. Socialize. An observer taking notes. Drugged, yet sober. Alienated by himself. Learning attitudes. Changes. Smiles and laughter. A careful nod, a silent sigh that goes by, believed to be unnoticed yet captured in ink. More moments. A mask. Flirting. Desire. Shame. Reflection of words written. Self-doubt. A small grab of a calf. A caress. More desire. Smoke. Another pause. Lack of important subjects. Alcohol, amphetamines, dopamine, desire, need, longing, seclusion.

Anger.

The observer as subject of himself. Doubt. Confrontation and need. Lack. Pause goes on. Smoke. Alcohol to soothe, to inspire and to assist the creation. Attention and need. Fear of wrongs. Just thoughts perceived. Possibly shared. Trains. Continuous. More and more alcohol. Authority. Offensiveness desired. Primitive need? Perhaps. Society was too fast for its citizens. They didn’t have time to adapt.

Mistakes.

At some point an error of incalculable magnitude occurred and passed by unnoticed. Out of it grew civilization and progress and we primates were left behind. Sex. Women. Desire. Memories and fantasies. Hidden dreams, hard to admit desires. The body seeks relief. Half-relief for this vulnerable observer. Lack. Pain. Need. Inadequacies. Slight drunkenness. Subtle effects of chemical reactions, provoking or allowing the spilling of emotions and thoughts.

Lies and deceit.

The observer, the I, deceives even himself in these words and you too. Keep busy. Forget. Avoid. Suffering is around every corner. Lost words for someone lost to find. Foolishness. Naivete. Bad taste, foreboding, foreshadowing.

Dirty nights.

Pause. No guts, shame. Bewildered people. Rambling and attention. Tears of attention, smelling dark. Seeing sightless. For you, brother, a look into my thoughts and craziness. Take it as a weary being, suspicious of the deceit in our language. And as a small confession of idleness in a alienated night of self-doubt, fears and joys induced, bought and shared. I am helpless above all and drowning in a desert. What shit we got to live. The Golden times? Progress? Civilization? Our own downfall.

Adieu.

viernes, 22 de octubre de 2010

Entremés para Le Papillon Extravaganza

¡Saludos Enmascarad@s!

Estamos aquí congregados, en el laberinto global de imágenes virtuales para afrontar (o correr) del ultimátum de nuestra época. ¿Golosina o Truco? Le papillon, esa mariposita va volando por el dióxido de carbono, hábilmente adaptada, es una sombría señal de cierta predisposición al caos. En las lobotomías diarias que llamamos callejones, en los laberintos urbanos, de tropiezos y conflictos metropolizados; allí se cocina la doctrina de la ansiedad. ¿Pero quién es este misterioso extraño que llama violentamente una y otra vez a nuestra puerta? La crisis alborotosa, pero a la vez delicada e invisible, nadie la logra precisar; facturándonos a incertidumbre ¿Cómo sentir temor de un fenómeno sin forma y sin esencia? El 22 de octubre del 2010 en San Juan, Puerto Rico, arribaran suculentos insan@s de la comuna a leer ese horror innombrable e infinito que rellena nuestros sesos, nuestras mascaras y nuestro tedio. Este conjunto de detectives chistosos construyeron tecnologías narrativas, todo un oasis heurístico, que con virtud y fortuna, viabilice descifrar el ectoplasma de nuestras comelonas tripas. ¡Querid@s enmascarad@s! ¡Los seducimos e invitamos a perderse en estas imágenes!



viernes, 8 de octubre de 2010

País telescopio: poema de Daniel Pommers

Vivo en un país antena, Con itinerarios; repleto de piedras, Fronterizo. Como en todo país, El dominio (extravagante/bribón) Atiende glamorosamente la opacidad De sus animalitos de dos patas. Existen Hoteles/Manicomios/Cárceles En fin, cualquiera si quiere Duerme abrigado. Puede que haya ratas en mi país, Pero las ratas no importan…ratoneras son los países: ni modo que habiten plagas en un país. Al observar los manierismos del poder, Su coquetería provoca una Tremenda, temeraria peculiar nerviosidad; Y menea nuestras extremidades, Incendiándolas. Se habla de un mercado negro Que chupa las entrañas de mi país, pero Igual, sobre cuáles mapas radican (licenciatura o testamento) para la perfecta anatomía de su apacibilidad. Hay bestias de arena movediza, Ocultadas entre la mueca histórica de las décadas… 

Plástico/envase/ciudad. Aunque nadie se atreve Al bullicio: cascaras, empresas, zorros y, monstruosos castillos hincados sobre la malta, El bambú La grasa, son atornillados En hígado y libido –revolucionándolos– Desvirgándoles con su bondadosa Lentitud. Por eso ¡tanto! Jubiloso Criminal A la cercanía al asecho… portador De biología anormal; Fanático disparate domesticado; De excitable descendencia sacremental; Calvario de fiscales/mentor de traje y corbata. Vivo en un país dopado; Domesticado a veces, perpetuo hipotáctico De la fiesta. Pero entre el baile y las canciones Una mecha se ha encendido. Vivo en un Caribe enardecido: ¿Telescopios/rifles/solidarios?

De la muerte por rendimiento | Daniel Pommers


De la muerte por rendimiento

El Vesubio de la bandera y la biblia luego para eso de la metralleta el uno y el otro pueden fulminar. Cuando la estrella es solo una, se despliega ante el ojo, siempre recóndito de: los artificios para el soporte la biología la contrariedad la masacre dejar telarañas micro recovecos de huesos que se vuelven trinchera: Volverse trinchera para que un buen día, un día glorioso, nosotros los engendros del Vesubio salgamos catapultados expulsados disparados hacia un mejor porvenir. Entonces esas cosas como el dolor y la insuficiencia se las van a ver negras ante la guerra y la resistencia y la táctica y la camaradería y la habitación sin puertas y, la casa abierta pero es, como tan maravilloso, como de tanta muerte. Y esa esfera burbujeante del vínculo y del solidario puede vérselas negras: depende del depende y, contaminada nuestra voluntad, apostar a la victoria puede inflar y exhalar antes de tiempo los hechos. Con la historia de Dios, del Caribe, de batallas: No se puede apostar a absolutamente nada. Es increíble. Nadie puede creerlo, pero la vértebra está caducando en lapsos tartamudos lapsos que permutan vida por lo otro. Y en esa importación se entiende que: La muerte y lo que es la muerte y el eco de la muerte se hacen colonia de la bilogía y de la baraja que son los días. el bache. el epílogo. la epidemia. el mausoleo. el hecho. la frustración. el guardapolvos. las contaminadas repercusiones de la vida. el insoportable disgusto de vivir a medio vivir y, sin tener, sin hurgar en ningún hueco, tiempo, semilla, beso, estruendo y, reflexionando sobre nuestros espacios para el resentimiento, para el olvido, para las cosas que somos, para darnos una cerveza-cigarrillo-abrazo-intercambio- de lo que sea, cuando el ungüento que nos administramos esta hueco de sentido, se estropea el mundo y con el mundo se vuelven basura los apartados que, siendo apartados para el vínculo entre nosotros, los humanos que nos rendimos y, que nos convertimos en trinchera: la conversión hacia trenes descarrilados violentos estropeados solos rencorosos, como que se hace más fácil -desentenderse- agudo -el trato- por lo que es más sensato, a mi entender, tener un pie en un mar calmado y otro pie en un lago maloliente: pues para cuando se estrellen en nuestros ojos los microrecóbecos de otras vidas y nos conviertan en microaparatos disparatados de vidas para el daño de otras vidas, pues, estar preparado es más conveniente: Mejor preparado. Mejores días vendrán.

jueves, 7 de octubre de 2010

El Arte de Perder Primaveras | Miguel Pruné

“Que el infierno es un oasis en un desierto de llantos…
yo me mantengo con las pocas cosas que yo tengo,
con mi sueños con mi alma y con mi cuerpo.”
- Demonios, Estopa

En el oblivio, en la cueva, en el agujero; callejones donde se investiga la Nada. Con múltiples sabores, formas y horrores. Este misticismo micro-atómico, da fe de Vació; solo palpita y se derrite. El paladar definitivamente no se hereda, es una legumbre que se cultiva. De muchas maneras claro, unos lo elaboran con acaricias y curiosidades perfumadas otros con apetitos indomables y culpa, otros con brújulas exactas y datos ásperamente olvidadizos. Tantos estilos estrategias y tácticas para navegar los horizontes, las recamaras, los desiertos y huecos. Con o sin compañeros. Cada decisión entre pre-marcados binarios nos asfixian, conjuran precisión, convicción y control. Solicitan de nosotros que seamos espectadores de cosas en si, en mí y en ti. Este paralelismo de cognición crea camellos felices. Los que se regocijan en ser portadores, facilitadores y distribuidores de tecnes para vivir.

Pero de paraje en paraje es posible tropezar con algún imprevisto artefacto chocarrerro. Sea una hortaliza, un cabaret, una poción, un némesis, un sol, un ratón o hasta un Leviatán. Así, aquello que fue imprevisto en el itinerario, te ofrece, o impone una posibilidad de transgredir tu ensamblaje noetico de especificaciones, convenios y auto-determinaciones.

¡Si!

!Ese odio esta dentro de ti también! ¡Ese santo terror de hacer estallar cada sacra pauta erecta! Solo de hallarse suficiente espeluznante honestidad en esa campeona, en ese paladín, podría lanzarse a otra dimensión. Al retornar, sus apetitos estarán trastocados, replanteados en susurros dentro del caparazón.


¿Que hacer desde aquí?
¿Eludir y olvidar ese encuentro con la inseguridad?
¿Caminar frente a los demás?
¿Correr de los demás?
¿Simular?
¿Disimular?

Dentro de la escalofriante y caótica vulnerabilidad algo innombrable dejo un escurridizo rastro. Un gusto por los aspectos insoportables, duros y grotescos de la existencia. Una preferencia de andar perdido, debajo, arriba, afuera de cualquier poderoso radar medusiano, que solidifica toda dinámica preformativa en roca. Y este placer, das cuenta, puede ser fermentado, nutrido. Cada día encontraras islotes nuevos, callejones húmedos y nefastos, llantos, traumas y ectoplasma. Para siempre desterrado del cielo, el infierno y de todo planeta prometido. Obligado y ansiando rondar puertos, bibliotecas, barras, placentas y positrones. Alimentándote de ninfas, dioses y espectros para sobrevivir. Dejando al mundo de Maya en algún lado, dejándote esparcido, sin férulas, sin la pesadilla de ese magno andamiaje de lucidez.


Y este cántico de larvas, esta bienaventuranza de desesperación, este evangelio de la perdición te besa en la frente en noches de sobreabundancia y hemorragias afectivas; perennemente regurgitando cólera, placer y ansiedad.

Y tus ojos, tu lengua, tus oídos, tu piel, tu hocico. Ya no meros prisioneros, mendigos, ganado de calabozos cómodos. Estos osan penetrar cada signo fractal establecido. Gustan jugar con lo que se presente. Apetecen expandir su satisfacción de estar presentes, concebir poder, establecer dominio, burlar el dominio y hacerlo suyo. Derretir montañas, cerebros, diamantes y omnisciencias de mierda, ciudad y amores. Sin dueño, sin amo, sin esclavos, ¿quien puede ser más escurridizo que tu? ¡Invirtiendo laberintos, cortando todos los circuitos, apostando a nadie, ni al mejor postor!

Flameemos invocándonos hacia algún terrenal nirvana de apogeo, gemidos y violencia; ¡Que ondulen los que estén dispuestos a desligarse de todo! Mi atroz y encharcada historieta yoistica detecta viciosamente, transmuta y enlaza contraseñas. Manufactura diez mil setecientos treinta y cuatro narrativas, enlazadas y fermentadas en ese perdido instante dentro de millares de nanosegundos. Se auto destruye la eterna ficción con ímpetu y se vomita alguna novedad artificial, que a su vez muere con estilo. Con el fin, sea primordial, dirán algunos, de hacer lo mas apetitoso. Cazar a alguna presa imprevista e ingerir lo que carga entre sus hinchadas viandas, entrañas de tutti fruti y electrizante musgo de luna ensangrentada.





















miércoles, 6 de octubre de 2010

To Her | Miguel Pruné

"I like desperate men, men with broken teeth and broken minds... they are full of surprises and explosions. I also like vile women, drunk cursing bitches with loose stockings and sloppy mascara faces. I'm more interested in perverts than saints."
- Guts, Charles Bukowski
All we are, what we think we are, the images and conjurations that establish an I, all our most inner convictions of love, hate and dismay are taken away from us. When you've walked the streets and seen what I've seen. Felt the hard rain pouring down, heard the vicious specters jabbering about and whistled that nervous song along the alleyways. She had been my whore, my teacher. Like good rum intoxicating my waking perception, my blood. Sugar, spice and sex. I'll never be free of her, nor do I wanna be. [The price we pay] I should have raped you when we were alone in the rain. Too egoistic to accept another cock! I will kill him if I can muster! For monsters breathe within me! You are mine! And I am yours! Artificially of course. I’m just too greedy. And no vulva can replace your splendor. They are tedious. And I am so selfish. I want to swallow you alive. I’m an unknown. A vortex. An appetite. A mistake. A poor fool who must not be trusted. Just left behind. Caged in some basement with no light nor rum. Be merry elsewhere, I beg of you! I was but a necessary mistake! The lips I have tasted are clumsy and dull. Mere cattle pussies. Yet, I had to destroy you. My love! My life! My chain! For you had far too much ownership over me. The only way I know how to exist: To slay and flee. Guilt and transgressions.

martes, 5 de octubre de 2010

Ripping Through Our Organs [Polka Dot Skirt] | Miguel Pruné



Fou Rire, R.Galliano,

Ripping from within. Slowly tearing constraints apart
we revel in this condition; of the prey, the victim.
For we are a perverse lot of inhibited monsters,
passive-aggressive frauds, volatile as outer space.

Yet I urge and devour. 

As I undergo a mandate to wordlessly run my lighthearted fingers across a needy knee, towards a skeptical tight, up that polka dot skirt. Caressing the sweaty context, a mass of hairs, Venus, knotted tissues and somber vortexes. To rip, tear, disintegrate the panties and cast them to the well of oblivion and construct my wish.

Dizzy in lust, revealing the experienced condition we confront since the fall into symbols. Which are carved in our flesh!

Bond in solidarity through your body, your spirits,

your beasts, your phantom.
Those clandestine traumas you serve.
Veiled behind the panties, the mucus, and the persona.
Tucked away and buried.
Nonetheless the fingers are guided
by the most uncanny of messengers.
For they rejoice in enchanting,
in exorcizing by indiscretion.
Consuming reciprocally in continuous twirls
and conjurations of alerted tissue.
Aflame! Unintelligible! Omniscient!

I conceal everything and everyone. Just as you do.
You savory lass,
you juicy cunt,
you extravagant love,
you spiral of appetite.
For this single, most solitary instant.

Who would deny such slashing inclinations to inquire
the bloody vulva and the ass orifice, overabundant in carnage?
“Not I” we say.
Of course we say!

Yet to conquer and explore is the pure commander in our bordello, in the bus stop, in the trench, in the funeral, in the lab, in the work habitat, in traffic, even in your house. In all spaces that bear this most deceitful species of sapients who dare not let go of their categorical items. They who do not suffer with style. A nation of bad, repetitive fornication and stagnated itching.

For under the wet polka dot skirt we dwell, deceiving all actors, to play this double act. A rich drama full of simulacrums. Yet how could we be anything more beyond facades? For to exhibit our nasty filters, drunk in blood, saliva and cum is out of the question, no?

The aromas a soaked pussy can emanate are a holy complex of fractal extasys.
To ignite the sweet-sour droplets of dynamic sweat that materialize from a succulent hairy arm pit she nurtures, her inner thighs meshing together in multidimensional engagements of vast friction and interplay. Who would not instigate savagely at such phenomena? To search and assert that monsoon of mysterious metabolism. Licking, stroking covetously in unphantomable waves and patterns.

To revel in this.
To become and not become,
eternally until some demise would grant us liberty.
For the need to sense intensely, madly even, is at hand,
the most consecrated artifact of ritualism we can endure.
To be aware of you, for a second.
Spreading those legs, that ass, swelling,
wanting it all, and engaging that pleasure boldly.
Suffer it with impetus, as I do!
FOR I DO SUFFER! Posses and desire viciously,
you whore, you delicious tissue, you superior creature.
While you recollect antique ordeals of injure.

Finger deep within those inflated all engulfing edges.
Beating in rhythms. Burning rooms,
cages and powdered wigs.
Humans are not equal, sapients are not equal.
Forget that propaganda of foolish idiots.
You pathetic gentle men, you boring cunts.
We merely stay put and accept.
Lost in sapiency, how can you be a mere designer?
Letting others act upon you to satisfy them selves.
Perform! Take willingly! Usurp! Rape!
Conquer and pillage! You delightful polka dot skirt!
Wake up from your simulated modern apathy,
your slumber to lust. Rape me cruelly! I beg of you!