jueves, 22 de noviembre de 2012

Purga | Daniel Pommers


(non/habēre/mors, mortis
pro/infirmĭtas, -ātis/nunquam)

Purga

Cómo saber de ti en el olor de camas que no conozco

si piensan que mi intención es imperio de pata de terquedad;
     abren mapas de recurso vigésimo   en sentido comadreja
en daño asociado   en bocas sucias que van a buscarte con voces dardo:

Quiere mearte   Quiere tus sesos   Quiere comerte, dicen.
    ¿Por qué? Sé del hambre de estos espantos. Vienen por nosotros,
ocurren del peligro hablador sospechando y así escogen quedarse; desvanecerse.
(Disculpa la soberbia) Ellos, grasa que no conozco,
temen ser tuyos siendo minúsculos infiernos en ti.

Son hamacapiens,
especie/nonada, de panza breve y ojos colmillo;
yo al contrario sólo veo fiesta en tus colores.
Ya sabrás en cuál gremio se anda junto a buen germen;
llegarás,
curiosa
encantadora
y, aunque siempre la muerte busque tu rumbo,
   sería absurdo
morir sin antes haber tocado
extraña y armoniosa la luz huésped en tu sonrisa.
Que los microbios en tu nave
pueden ser tantos   —esto lo sé—
pero no te preocupes.
Bienvenida al paraíso

en el universo

los atardeceres serán cometas venideros,
por siempre tuyos, ricos a cada instante y,

lloverán encima del papel
como la purga más grandiosa.
Te darán limpios el beneficio de su vida.



miércoles, 14 de noviembre de 2012

{2.} por Nadya M. Echevarría

a donde lanzo mi voz
de cada ansiedad de mi espacio roto
alucinogenado por el pensamiento
en flujo palpitante


me ancla el lenguaje
desde el pecho hasta la boca

susurra al espacio murmullos
de palabras que escaparon
de la pesadez de lo incierto


mi voz se amarra a ella
al fondo del mar con mi espalda hueca
de decires perpetrados


albergue ectoplásmico de cadáveres privados
historias fugitivas
zozobran en una larga noche sin sombra


jueves, 1 de noviembre de 2012

{Óleo desnudo} por Xiomara Ayala Cartagena

Ojos cerrados,
Piel abierta,
rendida bajo paletas
de colores ardientes,
tus dedos rozan
pecados por contar.

Tatúas deseo
con aguja caliente.
Un destino futuro,
premoniciones al desnudo
sobre mi vientre,
que ríe en llanto
al recibir el contacto,
de tu placentera furia animal.

Tus manos,
llenas de rojas caricias,
con libertad expresiva,
cruzan tersos ríos
de sombras café con leche.
Te descubres sin ser visto
devorándome en secreto,
los sudorosos olores
de un sexo reciente.

No hay miedo de ser atrapado.
Somos cómplices descarados,
de una obra en dos cuerpos
que promete repetir su imagen…

Cambiando la luz,
el lugar,
el ritmo cadencioso
de caderas sin freno,
que matarán sin piedad
mis callados gemidos,
explotando los tímpanos
de mi alma en fuego.

Que mi cuero sea tu lienzo,

Todas las noches que me vence el sueño.