sábado, 25 de abril de 2015

BREVES: GESTIÓN CULTURAL | Daniel Pommers

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TIEMPO NUEVO




Antillas para los antillanos.
Ramón Emeterio Betances


El animal interior de los gestores culturales en la isla es el ciempiés; se mueven continuamente, son algo vivo tapado por la humedad. Debido a esa esquizofrenia ultramarina es que su labor ha funcionado para promover una maraña de identidades en la cual la puertorriqueñidad solo es posible si va en huida o cuando algún dilema generacional le requiere ensamblar el rompecabezas de la identidad para que se utilice como un signo más en el diseño de su realidad. Si el carácter inquisidor del gestor cultural cae en la trampa de la comodidad, el valor real de su empresa es puesta en suspenso (es desactivada), hago referencia al error de disfrutar victorias obtenidas a raíz de discursos oficialistas o por políticas públicas que disimulan bienestar pero funcionan trastornando al ciudadano, cobijándolo a medias.

Puerto Rico

Mientras la isla tropieza con las restricciones del Estado Libre Asociado y el acabe de su funcionalidad, la clase política busca monopolizar las acciones de algunas porciones de la sociedad, esto con estrategias que desajustan las plataformas que los gestores culturales inquirieren con tal de radicalizarse constantemente. Así, amparándose tras los ecos del progreso con reformas atajo, el gobierno pretende manipular los esfuerzos y movimientos de aguante civil. 

Haití

El Puerto Rico antillano, la diáspora y los circuitos de resistencia caribeña han comunicado el peligro de arrastrar los venenos que desde el siglo pasado se alojaron en nosotros; el hecho de experimentar la violencia ocasionada por la guerra, según la conocemos hoy mediante imágenes a las cuales recurrimos desde la comodidad y la lejanía y casi siempre en tiempo real, es entender malamente nuestro tiempo. Con la asistencia de la tecnocracia actual, establecemos jerarquías investigativas en las que podemos otorgar o desechar nuestro interés, dejando a un lado la realidad del evento; lo real siempre adquiere un valor informático para nosotros los espectadores, evidentemente, esto implica una derrota para la aldea y el quehacer universal que se nutre de la red informática como herramienta gnoseológica.

República Dominicana 

El más allá de nuestras violencias 

¿Estaremos observando el desarrollo de la Tercera Guerra Mundial? ¿De cuántas guerras civiles tenemos conocimiento hoy día? Si los nuevos fascismos producidos por la violencia de estado son atribuidos (adrede para fines investigativos) a la sociedad donde germinan, podemos identificar un nexo entre los conflictos originados durante la Guerra Fría y las naciones que a través de los años han ido cultivando sus movimientos con efectividad: un imperialismo total y expansivo en el cual el control se visibiliza de forma estratégica.

La labor cultural es de quienes consienten dicha empresa, no corresponde a ordenamientos de resistencia ya que su práctica nunca ha sido obligatoria. No obstante, la mera existencia de gremios de producción supone un parámetro de arranque. A veces, el punto de partida origina una especie de terquedad que es representativa de los nuevos conservadurismos que deben estudiarse con el propósito de tenerlos presentes pues, en algún momento, han de ser descartados como errores, esto debido a que su constitución es nociva para la sociedad.

Cuba

En el reino de los muertos

Uno de los vacíos investigativos de nuestra época es el poco interés que la academia muestra por conocer las nuevas expresiones de lo espiritual. Al igual que sucedió con la lucha política en Estados Unidos a partir de la década de los sesenta hasta mediados de los ochentas, la mayoría de los grupos dedicados a la revolución / revelación del ser tuvieron su ocaso cuando se distanciaron del mundo, maniobra que en aquel momento les pareció correcta; eventualmente perdieron conexión con el tiempo, demostrando así que la reclusión individual o colectiva puede ejemplificar el peligro de las arrogancias generacionales. El carácter nihilista de estos movimientos radicó en la terquedad anglosajona de confiar en la supremacía de una universalidad espiritual que creencias como el New Age ofrecieron en aquel tiempo.


Múltiples filosofías han conseguido acercarse al reino de lo desencarnado siguiendo un estandarte categórico del discernimiento moderno y en función de las movidas socio−históricas, coleccionadas por la humanidad para diferenciarse de la religiosidad y sus instituciones. Sin embargo, las doctrinas cero fragmentaron la resistencia del imaginario colectivo alejándolo de las autonomías ontológicas de su voluntad; y aunque la evolución del capitalismo promueve decadencia y no da pie a la organización civil, resulta ser que el propio individuo es quien se encarga de tramar la estabilidad de dicha imposición; lo hace con el objetivo de salvaguardarse, razón por la cual acepta la continuidad de supremacías que, con el pasar de los años, dejan de ser signos pues se pierden en la voluntad de ir hacia una eterna innovación a la vez que agreden y confunden el organismo de su portador; deformándolo, así es posible neutralizar el carácter de la gestión cultural en cualquier gremio.

Puerto Rico hoy

La producción literaria en la isla ha evolucionado. Hay un sin número de publicaciones que demuestran el modo en que los autores / colectivos administran la difusión de sus obras, o sea, las maneras de posicionarse frente a los eventos nacionales y transfronterizos; en algunos casos, la desconexión entre autores y lectores es tanta que el quehacer cultural parecería pretender despachar su oficio con en el fin de establecerse en el prestigio que las órbitas literarias promueven atrancándose en la defensa de su empresa, de esa manera abandonan otros frentes y son incapaces de producir obras de comunidad que sirvan como mercancías revolucionarias en las afueras de su agenda cultural. Incluso hoy, luego de haberse confrontado con el estudio de literaturas de todas las épocas y, habiendo obtenido herramientas de resistencia mediante la educación institucional o de manera autodidacta, más ahora que el flujo informático podría funcionar como conducto para diseñar una genealogía isleña que se distribuya en la sociedad civil, todavía la gestión cultural sigue estropeándose. 



La producción literaria es parte del cortocircuito ocasionado por la ruina colonial y su dirigencia, según la hemos conocido en los gobiernos de Puerto Rico; ruina que cambia de ensambladura constantemente, así puede habilitar una disidencia de la distracción; lo hace mediante una casta de gestores canónicos que, al recibir fondos o al aceptar puestos gubernamentales (maniobra que el PPD siempre ha puesto en función), terminan siendo portavoces del caos actual. Aunque estos gestores representan una especie de victoria para las otredades que antes fueron marginalizadas, sus obras son diseñadas desde otra esfera, desde el horizonte que alberga solo a los suyos: no escapan de los tradicionalismos fofos pues están colgadas a la comodidad de una táctica de intervención oficialista para mantener el control.

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