lunes, 5 de septiembre de 2011

Simulando el Modus Operandi del Fast Food | Miguel Pruné



El Video Juego Mcdonalds es un simulacro virtual para computadoras que nos permite investigar las relaciones de poder / producción que Mcdonalds (y la industria de la comida rápida) requieren para manifestarse entre  nosotros todos los días. Fue creado por La Molleindustria, un grupo de artistas italianos que busca reapropiarse del medium de los video juegos y dar a probar una narrativa alternativa y divertida que ilustre explicitamente como funcionan los discursos y las ideologías domesticadoras; regulando la vida sapiente a unos patrones normalizados que manifiesten capital para el santo C.E.O.


Este videojuego es de estrategia en tiempo real o RTS (del inglés real-time strategy) por lo tanto no hay turnos, sino que el tiempo transcurre de forma continua, se utiliza esta linealidad para medir tu eficacia y ver como puedes producir ganancias y a la vez tener crecimiento económico de mes a mes. Lo que te lleva a tomar medidas más drásticas de mercadeo, de procesamiento de ganado, del trato al medio ambiente y de relaciones laborales con los empleados, asimismo tienes por obligación que cabildear a gobiernos a travez del mundo para que estos sabotean el bienestar común y la soberanía alimentaria de sus territorios, solo así subira tu cuantificacion de hamburguesas vendidas por dia. La interacción virtual dentro de este video juego permite que entendamos los procesos que forman y moldean nuestras circunstancias alimenticias y nuestra percepción de la realidad política, repitiendo el gospel de Mcdonalds (y la comida sintética del capitalismo) como la regla de facto en producción de alimentos, su consumo y asuntos de nutrición en la población.


La McDonalización de la sociedad se precisa como el proceso mediante el cual las condiciones que rigen el funcionamiento de los restaurantes de comida rápida han ido dominando un número cada vez más amplio de aspectos de las sociedades en todo el mundo. (The McDonaldization of Society, 2006) El videojuego ofrece una manera encantadora de visibilizar toda la arquitectura de poder que es reproducida por corporaciones todos los días. Para hacer Profit (ganancias) en una transnacional de comida rapida, como Mcdonalds (y las múltiples otras) debes navegar este mundo gobernado por la lógica del capital e imponerte en el mercado internacional y en toda dieta local. Construyendo en la mente del consumidor-pasivo un estilo de vida FastFusista, claro que tendrás que hacer unas trampitas invisibles y estirar los horrores como aplicar lógicas Post-Fordistas a la comida que consumimos. Detrás de cada hamburguesa hay un extendido y minimalista proceso que tendrás que aprender a gestionar para que tu inmenso gigante Mcdoliano sobreviva. El juego posibilita experimentar el proceso logrando sintetizar mucha información que debes conocer para poder lograr producción, procesamiento y distribución eficientemente como el payaso Donald manda.


El sector agrícola se encuentra en un país del tercer mundo, como muchas modernas corporaciones,  se tiende a deslocalizar la producción en varios lugares del mundo y se homogeniza necesariamente sus espacios de agricultura y ganadería. También tienes que engordar esas vacas rápidamente, así que en el juego como bono podrías ponerle hormonas, por eso de agilizar el proceso natural, sin importar los peligros nutricionales de consumir alimentos con hormonas y productos genéticamente modificados, ya que tu objetivo es tener ganancias para tu corporación. Asímismo debes atender los restaurantes eficázmente y asegúrarte de explotar a los empleados lo más posible por el salario más bajo posible por el sacro Profit. Y además de lo que posibilita al gigante Mcdonalero en cuanto a producción y procesamiento esta pues el departamento de ventas y mercadeo. McDonald’s no es una cadena de comida rápida simplemente sino una marca, un signo transparente pero omnisciente del bien común, un estilo de vida, un símbolo de la superioridad de la cultura occidental y unas arquitecturas de poder y capital que asimila al mundo en su lógica bienaventurada y fríamente calculada del gozo de cada uno de nosotros.


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