Quién en su sano juicio
no ha sido régimen
de contrariedad.
Quien no ha hecho espumarajos
de acrobacia sobre
otro templo –sobre viejos combates–
aderezado verdad,
fallado calma;
perezoso o desleal o incrédulo.
Quién a la perversión no ha
moldeado antecedente;
se ha dado un buche de sarcófagos y
pensado en enfadarse para luego juzgar;
Quién… ha sido
partidario/audaz/forma:
para la distancia para cicatrizar una
presunción inicua/violenta;
Patrocinada desde la quebradiza interrupción del otro.
Quiénes al ser sin entregarse… dejándose,
son custodiados.
Buena ciencia no suele ser
tal vez, obsequio,
comercio;
novedad puede ser, puede que sea
Soberana
Fortificante
Perfecta;
Entonces
dejaría caer su velo oculto.
Pero para el rencor, el embalse
de las diferencias es ministerio y panorama.
Y una vez sucedido,
existen formulas/pegamentos
suerte y descuido,
tonterías cuantificables;
un horripilante cinismo,
un estilo que cercena.
Hacemos como si hacemos ¿intrépidos?
cuando de inmediato
nos suavizamos al torpedo de la
Vulnerabilidad,
y se construye
(como la grima es predecible), cociéndose
atuendos de la reparación, del encubrimiento.
Nunca en ruta segura
…imperiosos; al eterno
Remate.
Tan sólo el dócil intento
dibuja vertebra, se acomoda,
pretende soberbia sin promoverla;
Entonces,
cuál ermitaña reliquia conoce metafísica
por entenderse sospecha…
En la ausencia, es mejor llevar piel sin tatuaje; pues
el mejor obsequio
aloja un poco de paciencia como única regalía;
y es nuestro temple —imparcial o colérico—
quien olvida toda su humanidad;
pero es la memoria
la oportunidad para desenterrarnos:
En mí el olvido nunca estará.
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