Piel abierta,
rendida bajo paletas
de colores ardientes,
tus dedos rozan
pecados por contar.
Tatúas deseo
con aguja caliente.
Un destino futuro,
premoniciones al desnudo
sobre mi vientre,
que ríe en llanto
al recibir el contacto,
de tu placentera furia animal.
Tus manos,
llenas de rojas caricias,
con libertad expresiva,
cruzan tersos ríos
de sombras café con leche.
Te descubres sin ser visto
devorándome en secreto,
los sudorosos olores
de un sexo reciente.
No hay miedo de ser atrapado.
Somos cómplices descarados,
de una obra en dos cuerpos
que promete repetir su imagen…
Cambiando la luz,
el lugar,
el ritmo cadencioso
de caderas sin freno,
que matarán sin piedad
mis callados gemidos,
explotando los tímpanos
de mi alma en fuego.
Que mi cuero sea tu lienzo,
Todas las noches que me vence el sueño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario