sábado, 25 de mayo de 2013

El infierno está pagado | Daniel Pommers

Coppo di Marcovaldo


Dicen que hemos manchado a este país
que la sanidad ha regresado al círculo del mar
al atisbo macabro bajo el Triángulo de las Bermudas
sobreviviendo de ostras despobladas, de principados,
de ejércitos sierpes; dicen que estos demonios frustran
nuestras guerras de remate contra el enemigo.
Dicen que la serpiente comió de los sismos y de toda la laxitud revisada
de los más devotos. Que la mayoría de nuestras tripas se almacenan,
ebrias y negligentes, sin reino, como abono de un mal ya esponjado
en la pezuña de lo abominable, en el orden del peor ciempiés.

Piedad para las islas y sus desertores porque somos los modestos,
ellos se dicen.
Aléjanos del fin como allá están tus siervos salvos en la verdad,
así se orquestan los genios del juicio.

Advertidos como aldea de tanta pocilga pagada en los infiernos
Vamos de regreso a la antigüedad, pensaron. Menos mal
que los isleños somos islas de tiniebla; menos mal que por familia
solamente se conocen datos repentinos, sin diseño de cuerpo entero.
De lo contrario, este modo de obligarnos en asiento quebrado
sería una vergüenza; mas con la poca ternura de nosotros los monstruos
esto de tener merced, de estar tontos y de no vivir en isla de villanos
                                                                           ya sería un fiasco.




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