nuestra cama ya no es nuestra
estamos sueltos
lo sé // lo sabes // lo sabemos
aunque soñar contigo es volver a ti en huida, lo
hago,
me miro pintando la habitación solo y adolorido
por las borracheras,
es creerme monstruo con llave de tuerca que asoma
la barba a la ducha
dopándome a tiempo para buscarte en las palabras
que nunca llegaron
pero en la noche las palabras vienen, repentinas,
como disparos,
hirviéndose en mí hasta que despierto; entonces la
consciencia regresa,
la veo goteando mis mentiras por el azul de estas
paredes
haciéndose cómplice de las mujeres que una vez
entraron en mi laberinto
las mujeres que
llegaron a mí, estrellándose conmigo
que se atrevieron a salir de la habitación
corriente, de la casa de dos pisos;
y aunque sus nombres sean misterios, se quedaron,
aquí, donde les conocí,
entre las hojas de naranjo y el sol de una
ventana, en el intento de tenerme
en su boca // en la cama // en hogares ocultos;
mientras sueño que eres mía veo tu boca cerrada,
asustada, para ti
soy el triste−borracho−casto trasnochando tu sexo,
intentándolo siempre.
¿cuándo olvidarás el rostro imberbe de tus
difuntos?
¿de quiénes fueron los primeros relámpagos de tu
juventud?
si la libertad medra con el favor de una aventura,
posiblemente me olvides;
y aunque para ti mis reflejos sean figuras
disfrazadas, malas despedidas,
te advierto que no conocerás hombres pues los
hombres se fueron de cacería;
se atiborraron los sesos con un monstruo
hambriento de humanidad.
los hombres en tu vida se hicieron aire, como
corolarios,
arropados por una estupidez, por mendigar en la
corrupción,
por irse a la boca de otras mujeres; según el
cálculo de tus acosos,
el castigo es conocer de antemano la burla
espacial del resultado:
que las obstinaciones y el reino de lo abominable
nacen de ti.
somos
hombres malamente // somos tufo de orina en las losetas.
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