Número dos
Y pasó la mañana,
y pasó la agonía de la tarde muriéndose en el fondo de un lirio,
y pasó la alba noche resbalando en los astros,
y pasó la extasiada juventud de la aurora
exhibiéndose en pétalos
y paso mi letargo...
−Julia de Burgos, Donde comienzas tú
Preludio a una breve configuración del récord isleño
El
éxito del módulo tecnocrático y su estrategia para fabricar doctrinas cero se hace una victoria
constante ya que, al haberse distinguido excomulgando repentinamente los fines
de la mayoría, también debilitó a cada uno de los gremios de resistencia que estuvieron
laborando desde sus disciplinas situándose bajo la propia desigualdad del
neoliberalismo; sin obtener remuneración por sus esfuerzos de reorganizar el
esquema normativo durante las décadas del ochenta y el noventa, nuestros gremios
de la multiplicidad fueron atrincherados junto a sus mercancías, en el horizonte
empresarial, pigmentándose por los mismos condominios de represión que les
ofreció el medicamento para funcionar como tecnócratas. Ya no pueden ser vistos como identidades
para espolear la desigualdad de lo social isleño ni para proporcionar vías o escenarios
de trascendencia que también permitan la adquisición de recursos en aldeas
afuera del dinamismo corporativo. Su inmersión en esta amaritud que
anteriormente denunciaban mediante retóricas ideológicas de la resistencia no es
una sorpresa, toda generación guarda una relación simbiótica con su enemigo; al
aislarse de las aldeas que los circundaban acabaron siendo entusiastas del problema
social. Conocemos
de algunos circuitos que estuvieron a punto de extinguirse y de otros que, simplemente,
todavía responden a una maniática voluntad de blandirse como lacras en el
sueldo colonial; sin embargo, al sol de hoy las limitaciones de producción siguen sirviéndose de
dispositivos enajenantes para fraccionar a la mayoría.
Ahora
pensemos que el autor puertorriqueño Emilio S. Belaval escribió Cuentos para fomentar el turismo con la
nomenclatura correcta para afianzar descendencia a una estirpe secreta de
resistencia cultural. Digamos que la identidad es una
orientación que intercadentemente necesita el visto bueno de sus sujetos. . .
Es momento para intervenir con la superfluidad
de los atracos serenos con los cuales se ha manchado la posibilidad de diseñar un
verdadero mantenimiento de lo social revolucionario pues, habiendo
experimentado ya la totalidad de las deficiencias de producción, es posible
establecerse en el circuito de otra configuración isleña. Una que funcione para
despojarnos del pasatiempo actual de la exclusividad y que a su vez consolide
la productividad literaria, fortaleciendo nuestras mercancías y asegurándoles
autonomía frente al régimen tecnocrático. De manera que todas y cada una de las
mercancías isleñas/caribeñas en efecto sean valoradas como
proyectos transfronterizos.
“Dadme una generación que hable la verdad y yo os daré una generación que haga el bien."
Eugenio María De Hostos |
Continúa. . .
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