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[Ilustración por Adrian Caca] |
Si entendemos a la ficción especulativa / ciencia ficción como narrativas que invitan a un proceso de distanciamiento cognitivo, por el cual los lectores son posicionados hacia reconsiderar su propia situación y coordenadas de verdad, desde un punto de vista radicalmente ajeno, representado o implícito, entonces la estética de la (Con)Ciencia Ficción(al) no es más que una radicalización del extrañamiento cognitivo, ampliando las formas de narrar que logran establecer dicho alejamiento. Asimismo, como estética literaria, busca concretar una posible arquitectura literaria, que utilice el alejamiento cognitivo para visibilizar tensiones de las estructuras hegemónicas de la polis y la psique.
En 1972 D. Suvin escribió en su “On Poetics of SF” que la Ciencia Ficción es "a literary genre whose necessary and sufficient conditions are the presence and interaction of estrangement and cognition, and whose main formal device is an imaginative framework alternative to the author's empirical environment." Suvin contrasta cómo la ciencia ficción permite un distanciamiento cognitivo de la sociedad contemporánea, según él, la ciencia ficción ratifica un contexto racionalista/empirista, que privilegia ciertas pretensiones científicas en la forma de narrar, (formas que están ideológicamente engendradas) a diferencia de la fantasía y otros relatos especulativos. Claramente Suvin interpreta el concepto de cognición como una percepción que garantiza Verdad, postura, que la Con/ciencia Ficcion/al busca problematizar. La Fantasía, según Suvin, es un género comprometido con la imposición de “leyes anti-cognitivas” o que niegan la realidad empírica; una mera revuelta macabra anti-empírica que termina, según él, por mistificar el funcionamiento del capital y de las instituciones modernas. Por lo tanto no es sorpresa que divers@s autor@s y lector@s contemporáneos sostengan que la ciencia ficción debe ser “rigurosa científicamente” y “realista” en su forma y contenido de narración.
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[Ilustración por Adrian Caca] |
“To the extent that SF claims to be based on “science,” and indeed on what is deemed “rationality,” it is based on capitalist modernity’s ideologically projected self-justification: not some abstract/ideal “science,” but capitalist science’s bullshit about itself.”
[China Mieville | Cognition as Ideology: A Dialectic of SF Theory]
La Con/ciencia Ficción/al busca expandir las posibilidades del distanciamiento cognitivo al diferir sobre el supuesto rigor científico de la ciencia ficción como característica definitoria del género. Obviamente, existe alguna ciencia ficción basada en una extrapolación relativamente rigurosa de los hechos científicos, pero gran parte de la misma no lo es. Y el momento en que uno, como escritor o como un lector ávido del género, comienza a tratar de mantener estas fronteras cientificistas, te metes en una cantidad sorprendente de excepcionalidades. Debo mencionar que no hay nada de malo con todo este cientificismo, ya que se crean exquisitos libros, pero la idea de que la ciencia ficción se basa en una especie de extrapolación rigurosa cognitiva y que la fantasía / otras ficciones especulativas son mera idealización tonta afuera del campo, es ser completamente miope. Considero que la especulación no debe limitarse a realidades empíricas (de cierto paradigma), como ciert@s escritor@s que se piensan más puristas en el género por partir de nociones de la realidad aceptadas por la ciencia moderna de la época.
“The problems that science deals with, the ideas that it uses in investigating those problems, even the so-called scientific results that come out of scientific investigation, are all deeply influenced by predispositions that derive from the society in which we live. Scientists do not begin life as scientists after all, but as social beings immersed in a family, a state, a productive structure, and they view nature through a lens that has been molded by their social experience.” [Richard Lewontin | Biology as Ideology]
El debate acerca de si la extrapolación científica es la característica primordial en un texto de ciencia ficción se remonta a H.G. Wells frente a Julio Verne. Es conocido que se produjo una discusión entre ambos escritores, cuando ambos publicaron libros acerca de viajes a la Luna: De la Tierra a la Luna (1865) por Julio Verne y Los primeros hombres en la luna (1901) por H.G. Wells. Verne invirtió mucho tiempo trabajando una narrativa para tal viaje basada en las ciencias físicas y la balística de su época, el siglo 19, y fue muy preciso. En cambio Wells, creó un material anti-gravedad en su historia, que se uso para manufacturar el vehículo espacial. Es asombroso que aún perpetuemos en el género esta tontería de que la ciencia ficción se debe basar en lo posible. Los números y relaciones numéricas simulan una realidad matemática que conjuga la ficción con la verdad científica. Así que, por ejemplo, en una escena ficticia donde un misil se aproxima a una nave espacial, las mediciones de distancia, la velocidad y hasta el tiempo del impacto representan ambas relaciones matemáticas ficticias y reales. Escritores como China Mieville interrogan esa condescendencia, ya naturalizada, por muchas instituciones académicas y culturales de ciencia ficción, al excluir y rechazar el potencial de la fantasía. La noción de distanciamiento cognitivo en la ciencia ficción en vez de designar una distinción radical entre lo posible y lo imposible, indica la presencia de lo que el profesor Carl Freedman llama “el efecto cognición”, una forma en que el lenguaje científico puede ser empleado para dar una ilusión consistente de validez científica dentro de la ficción. El lector se entregará al efecto cognición entre más se entregue a la autoridad del libro, o sea a la autoridad ontológica de la realidad en el mismo. El "efecto de la cognición", simula la legitimidad de la ciencia sin ser ciencia, simula la forma y el tono de la verdad sin ser verdad. Esto reta la noción de rechazar la fantasía, u otros relatos fantásticos usando el distanciamiento cognitivo cientificista, reconociendo como, la ciencia ficción es un sabor más en lo que es la ficcional especulativa.
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[Ilustración por Esteban Mercado] |
La Con/Ciencia Ficción/al, como literatura del extrañamiento cognitivo, se ocupa por construir mundos enteros, sus saberes e idiosincrasias; todo un ordenamiento ideológico. Posteriormente se condensan personajes que emergen de las coordenadas discursivas establecidas en la topografía política misma, escapando del cientificismo como la ideología primordial o estándar para la literatura del distanciamiento. Esta arquitectura de mundos, significa constituir relaciones de poder, de saber, cadenas alimenticias, establecer las rutas del flujo del poder y las situaciones vendrán casi por sí solas. Lo importante es colocarse en las fisuras de la frontera nublosa entre “dentro” y “afuera”; ya que de ahí surge algo que ya no es ni el sujeto ni mundo, sino un tejido de ambos; la inmanencia del texto. El concepto Dispositivo de Michel Foucault puede sernos muy útil al momento de establecer una arquitectura y un orden ideológico en la ficción especulativa.
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[Ilustración por Esteban Mercado] |
"Lo que trato de indicar con este nombre [Dispositivo] es, en primer lugar, un conjunto heterogéneo que incluye discursos, instituciones, instalaciones arquitectónicas, decisiones reglamentarias, leyes, medidas administrativas, enunciados científicos, proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas, brevemente, lo dicho y también lo no-dicho, éstos son los elementos del dispositivo. El dispositivo mismo es la red que se establece entre estos elementos." [M. Foucault | Saber y Verdad]
El sujeto que no es más que un pliegue en mejunje de impresiones cognitivas en un gran océano del “stream of consciousness”, es intercambiable y prescindible. Los acontecimientos fluctúan en distribución uniforme y son pensados de vez en vez por alguien. La suma de las impresiones constituye la entidad ficticia de la conciencia, un transitorio vaivén en el campo de sustancia de las percepciones, variable salvaje que puede tomar un valor y después otro y después otro. El sujeto se desliza entre lo pensado y lo pensable.
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[Ilustración por Esteban Mercado] |
“We all grow out of the environment and times which we are born into [...]” [Alan Moore]
La Con/Ciencia Ficción/al construye la identidad y las relaciones de poder, no tan sólo el contenido especifico del mismo, sino en la forma de narrar. Lo que llamamos un yo, un self, está necesariamente inmerso en dinámicas, jerarquías y conflictos gravitando alrededor del poder, manifestando una aparente realidad social sólida en forma de estructuras sociales, políticas, perfiles psicológicos y agentes auto determinados. Un importante objetivo en esta arquitectura literaria de la (con)ciencia ficción(al) es investigar la relación entre forma y contenido, mundo y sujeto y la fantasmagórica tensión entre la psique y la polis. Esta dinámica dentro del texto es una especie de anamorfosis literaria, una deformación estratégica o un détournement. Lo que se quiere hacer con esta táctica literaria es crear una bifurcación cognitiva en el/la lector/a para manifestar en él/ella un punto de vista preestablecido, así el elemento paradójico entre personaje/entorno social es experimentado desde diversos ángulos y formas, específicamente diseñadas por el escritor. El destino de los personajes / entidades aquí, sigue siendo una especie de prisma a través del cual se ve el mapa ideológico social aún más claramente. Esta ontología de la creación de mundos explora la relación entre la tecnología, los saberes y la arquitectura. Haciendo posible descripciones espaciales de cosas como arquitecturas y paisajes que tengan efectos persuasivos y convincentes en sí mismos, enriqueciendo enormemente la potencia emocional y la trama de una manera en que la caracterización no puede.
"Concibo al ‘yo mismo’ más bien como una construcción del pensar, construcción del mismo tipo que ‘materia’, ‘cosa’, ‘sustancia’, ‘individuo’, ‘número’, por tanto sólo como ficción reguladora gracias a la cual se introduce y se imagina una especie de constancia, y por tanto de ‘cognoscibilidad,’ en un mundo del devenir." [Federico Nietzsche | Fragmentos Póstumos]
Louis Althusser define ideología como: "la representación de la relación imaginaria del sujeto a sus condiciones reales de existencia". Esas “condiciones reales de existencia”, están por definición, fuera del lenguaje. La historia funciona, por tanto como una causa ausente para el sujeto, en tanto que la historia en su totalidad, sigue siendo inexplicable para el sujeto, sin embargo, impulsa a los antagonismos reales en la sociedad, por ejemplo, entre las clases sociales, género. Según Althusser la ideología es ahistórica, al igual que el inconsciente es eterno. Un mapa cognitivo del presente, tiene la capacidad de reinyectar una comprensión de la historicidad misma. El teórico literario, Fredric Jameson, define la cartografía cognitiva como un proceso mediante el cual el sujeto individual se sitúa dentro de una totalidad irrepresentable, un proceso que corresponde con el funcionamiento de la ideología. La noción de un mapa cognitivo o de una cartografía cognitiva permite una representación más vasta de la situación del sujeto individual y la totalidad irrepresentable que es el conjunto de las estructuras / relaciones de la sociedad. La forma política del texto tendrá como vocación la invención y la proyección de un mapa cognitivo integral, a nivel social y espacial.
“There is [...] a most interesting convergence between the empirical problems studied by Lynch in terms of city space and the great Althusserian (and Lacanian) redefinition of ideology as "the representation of the subject's Imaginary relationship to his or her Real conditions of existence [...] The Althusserian formula, in other words, designates a gap, a rift, between existential experience and scientific knowledge. Ideology has then the function of somehow inventing a way of articulating those two distinct dimensions with each other.” [Fredric Jameson | Postmodernism or, The Cultural Logic of Late Capitalism]
Las sociedades tienen una urgencia de reunir y clasificar sapientes en una variedad de maneras, ya se trate de los modos de producción, géneros, etnias o especialización de los puestos de trabajo/privilegios/incentivos/repeticiones. Estos sistemas binarios funcionan específicamente dentro del lenguaje como una forma de categorizar, siempre simbólicamente, a todos los que habitan dentro de la cultura/folklore con el fin de normalizar y ordenar la fluidez de las dinámicas de poder, tejiendo canales de percepción en el tejido social mismo. Sin embargo, nuestras identidades, nuestros amores, los miedos y las lógicas no son experimentados por nosotros como si se tratara de un producto. Creemos y sentimos que estas identidades son naturales, que tienen una esencia dentro de nosotros en alguna parte, sea inmaterial como el alma o material como genes, y nos son impuestas por las instituciones y/o las mismas lenguas. Asimismo una Polis no es solamente una “realidad concreta externa” que dicta nuestra vida interior; la Polis, al igual que todos los establecimientos de la masa de signos, posee un orden simbólico dentro de su vientre, que brinda contexto legitimando las diferentes categorías del tejido social a través de una naturalización binaria y asimétrica de los órganos, cuerpos, funciones, patrones, objetivos y tecnologías. De esta manera, la cultura genera sapientes que se regulan, asimilan, castran y construyen unos a los otros. La Psique, esa máquina especial de deseo que no puede verse a sí misma, yuxtapuesta con la Polis, ese laberinto de signos que produce funcionabilidad.
Estos son los puntos esenciales del documento, (1) la elaboración del orden simbólico y el biopoder en un tejido social/sapiente, (2) la construcción de la identidad/memorias (3) comprender los señuelos, del “Yo”; el libre albedrío y la autodeterminación como protección/regulador de lo inconsciente; ese exceso psíquico que producen los espectáculos de la ciudad que se manifiestan para no darse cuenta de los daños colaterales y la solidificación de las relaciones de poder. Finalmente, (4) una oda a una Ciencia Ficción que se escapa del molde de meras descripciones de datos científicos o técnicos de un “mundo exterior” especializado y naturalizado. Hacia/Desde una Con/Ciencia Ficción/al que calque lo interior/exterior, contenido/forma y reconozca la cultura, como un sistema de señales inmersas en redes de poder que, necesariamente, capacita al sapiente en la configuración del deseo, de la vida interior misma, con el fin de externalizar, regular y engañar para que la sociedad pueda persistir.