Ella saca de la cartera un espejo, cigarrillo y encendedor. Observa los
labios que pintó hace dos horas y están intactos. Guarda el espejo,
coloca el cigarrillo en la boca y lo prende. Inhala y exhala; siempre
atenta al color que va tomando el filtro como resultado de las marcas
impuestas por la carne húmeda y coloreada. Inhala y exhala; se va
mojando el filtro cada vez más pesado por la repetición del juego con el
aire nublado. Inhala y exhala por última vez; terminó el cigarrillo y
los labios permanecieron rojos.
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