domingo, 20 de abril de 2014

Haití: Ocupación humanitaria y golpes de estado multilaterales



Generación del Atardecer presenta:

 Haití: Ocupación humanitaria y golpes de estado multilaterales


En 1804 Haití se convirtió en la primera república negra independiente del mundo tras una exitosa revolución de esclavos. Doscientos años después, devastada por el colonialismo y la violencia, Haití fue colocada bajo ocupación militar de la O.N.U. Este texto busca delinear y contextualizar la historia reciente del país, desde el golpe de Estado del 1991, el segundo golpe de Estado multilateral del 2004, ambos contra el presidente Arístide hasta el devastador terremoto del 2010 y la ocupación humanitaria que le siguió.

Un creciente cuerpo de trabajo investigativo explica cómo al comienzo del siglo 21 la "comunidad internacional" trabajó con la élite haitiana para hacer un asalto criminal y muy exitoso en la democracia haitiana. La generosidad que millones de personas en todo el mundo muestran hacia los haitianos, después del terremoto, ha sido escandalosamente utilizada para reforzar los intereses de las élites haitianas y extranjeras que dirigen Haití.

El filósofo político Peter Hallward1 refuta el imaginario que se ha vendido sobre el rol de la “comunidad internacional" en Haití desde 2000. Hallward revela la función de las fuerzas internacionales contemporáneas como organizaciones internacionales financieras, estados-nación poderosos, corporaciones multinacionales y organizaciones no gubernamentales (siglas en ingles NGO, Non-Goverment Organization), en desestabilizar regiones para unas redes corporatocráticas globales, entiéndase que corporatocracia significa el gobierno de las corporaciones, el cual es una denominación dada a un gobierno en el cual el poder ha sido transferido desde el Estado o desde una soberanía autentica a las corporaciones multinacionales.

Las instituciones del gobierno de Haití así como la sociedad civil estaban efectivamente paralizadas, mucho antes del terremoto del 2010 que redujo Port-au-Prince a escombros. El golpe de 2004 de Haiti ha hecho que cada desastre natural y crisis política sea una oportunidad para que ciertas redes del gran capital internacional tengan control sobre el territorio, la forma de gobierno y las finanzas del país. Este es el dilema central de Haití hoy en día, lo que Justin Podur2 llama la eficacia de la “nueva dictadura": sin soberanía, el poder se abstiene de toda responsabilidad. Los donantes extranjeros, organizaciones no gubernamentales, accionistas y financiadores tienen el poder de dictar las políticas económicas y políticas que tienen consecuencias mortales en Haití. Podur desenmascara la cruda realidad de una ocupación internacional supuestamente benigna, argumentando que la negación de la soberanía es la causa fundamental de los problemas de Haití. Los problemas de la pobreza no pueden ser resueltos con ayuda humanitaria.

Las catástrofes con efectos imprevisibles a largo plazo son la contracara estructuralmente necesaria del proceso de modernización tecno-económico y político-militar en el marco de la globalización capitalista según EE.UU. La catástrofe es el escenario ideal propicio para intervenciones neocolonizadoras.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) son actores clave en el proceso de desestabilización económica y política. Mientras lleva a cabo bajo los auspicios de un organismo intergubernamental, las reformas del FMI tienden a apoyar los objetivos estratégicos y de política exterior de Estados Unidos. El consenso de Washington se manifiesta en las medidas de austeridad y reestructuración del FMI a través del mundo donde sus consecuencias son devastadoras, y aun contribuyen a desencadenar conflictos sociales-politicos y étnicos. Reformas monetarias, económicas y financieras del FMI a menudo han precipitado la caída de gobiernos electos democráticamente. En Haití, el FMI ha patrocinado reformas de austeridad sistemáticamente desde la era Duvalier. Se han aplicado en varias etapas desde la primera victoria presidencial de Arístide en 1990. El golpe militar de 1991, que tuvo lugar 8 meses tras la adhesión de Jean Bertrand Aristide a la presidencia, fue en parte la intención de revertir toda una serie de reformas progresistas del gobierno de Aristide y re-establecer la agenda política neoliberal de la era Duvalier.

Según China Mieville3 (2008) La invasión de Haití del 2004 muestra que el multilateralismo puede ser igual de efectivo como estrategia imperial, sino más efectiva que el unilateralismo. Haití debe recordarnos cabalmente que el paradigma de intervención multilateral con su aparente legalidad no representa una oposición a otras estrategias de control imperial como el unilateralismo. Mucha de la crítica liberal a la forma en que la administración Bush argumentó su guerra contra Irak ha tomado una forma legal. Dicha crítica ha implicado a menudo que el unilateralismo de EE.UU. ha sido un proyecto definitorio neoconservador y que el multilateralismo por contrastante es supuestamente ni ilegal ni objetable. El derrocamiento del presidente de Haití, Jean-Bertrande Aristide en 2004 y la posterior instalación de la ONU-MINUSTAH para mantener una supuesta paz en el país fue una acción multilateral de un modelo, que debería de ser problematizado.

Podur ofrece una historia política de Haití contemporáneo sobre cómo una violación multilateral de la soberanía haitiana se organizó y llevó a cabo. Se basa en una amplia gama de informes académicos, periodísticos y de derechos humanos, así como cables de la embajada publicados por Wikileaks, para documentar la forma que en Haití se convirtió en un experimento de laboratorio para un nuevo tipo de imperialismo. Documenta cómo el gobierno post-golpe fue cuantitativamente peor que Aristide, Podur anota en detalle meticuloso el recuento de las aberraciones de derechos humanos cometidas por el régimen golpista post-Arístide apoyado por Estados Unidos, cuyos escuadrones de la muerte purgaron los barrios pobres de la capital, en una campaña para desmovilizar y neutralizar al popular movimiento democrático Lavalas que había llevado dos veces a Arístide al poder. El Movimiento Lavalas de Haití nace en la década de 1980 durante la lucha contra la dictadura de Duvalier y su legado de juntas neo-duvalieristas.

Jean-Bertrand Aristide nació en Port-Salut, Haití, realizó sus primeros estudios en una escuela salesiana en Port-au-Prince y luego acudió al Colegio de Notre Dame, de donde se graduó en 1974. Posteriormente, hizo un curso de noviciado en La Vega, República Dominicana, antes de retornar a Haití para estudiar filosofía en el Gran Seminario de Notre Dame y psicología en la Universidad de Haití. Una vez terminados sus estudios en 1979, viajó a Europa y estudió en Italia, en Canadá e Israel. Domina varios idiomas además de sus lenguas maternas francés y creolé, como español, inglés e italiano. El joven Arístide retornó a Haití en 1983 para ser ordenado sacerdote salesiano.

En 1985, Jean-Bertrand Aristide se hace pastor de una parroquia pobre en Port-au-Prince. En su labor como líder religioso de comunidad, adherido a la Teología de la liberación, organizó y dirigió una serie de movimientos de protesta contra el gobierno de Jean Claude Duvalier, Baby Doc. Una insurrección acabó con el gobierno de Duvalier Jr. el 7 de febrero de 1986, a raíz de varios factores, entre ellos la retirada del apoyo militar y económico de EE. UU. a la Familia Duvalier, intensas protestas internas que trajeron como consecuencia un golpe militar perpetrado por el jefe del ejército, Henri Namphy. Tras su derrocamiento en febrero por su propio jefe militar, Duvalier Jr (Baby Doc) y su familia se exiliaron en Francia, cuyo gobierno le brindó asilo a él y su familia. Para los próximos cuatro años de 1986 al 1990, Haití fue gobernado por un grupo de civiles y oficiales militares que gravitaban cerca de las esferas del poder del ex dictador.

Jean-Betrand Arístide se mantuvo firme en su labor organizativa, dirigiendo a grandes sectores del pue blo haitiano en las protestas contra la nueva fase de la dictadura neo colonial e imperialista, mejor conocida como "duvalierismo sin Duvalier". En 1988 la orden salesiana de la Iglesia Católica, bajo la presión del gobierno Haitiano, acusó a Arístide de incitar a la violencia en la población contra los dictadores post- duvalierismo y fue expulsado de la orden institucional religiosa. En diciembre de 1990, en las primeras elecciones libres en Haití desde 1804, Arístide fue elegido presidente de Haití.

La narrativa histórica sancionada oficialmente dice que Arístide después de su triunfo electoral en 1990, se transformó en otro brutal dictador, y que por lo tanto fue derrocado en 1991, reemplazado por los EE.UU. y la comunidad internacional en 1994; para luego perpetuar fraude electoral la gran escala en 2000 y llegar por segunda vez a la presidencia de Haití; hasta que un movimiento popular finalmente lo derroca en 2004.

Toda esa narrativa es una tergiversación crasa y risible, Jean-Bertrand Aristide fue y sigue siendo el líder clave del movimiento popular Lavalas que surgió en la década de 1980. Lavalas significa en creolé “la avalancha”, el torrente de un amplio proceso de movilización de organizaciones populares y de la sociedad civil que buscan construir una nueva sociedad de producción, justicia, participación y transparencia. Lavalas representa una amenaza significativa para el poder de la élite administrativista neo-colonial haitiana respaldada por redes socio-económicas de Estados Unidos y la corporatocracia global. Un golpe militar de Estado al mando del general Raoul Cedras en 1991 en respuesta a la victoria electoral de Arístide en 1990 dejó unos 5,000 muertos.

Cinco mil (5,000) partidarios de Lavalas fueron asesinados mientras Arístide estaba en el exilio entre 1991 y 1994, sin contar las decenas de miles de muertes que se han atribuido a las dictaduras de ambos Duvalier Sr. y Duvalier Jr. En 1994 Arístide, adecuadamente neutralizado de ejercer efectivamente su mandato, se le permite regresar a Haití. El 15 de octubre de 1994, marca el clamor popular que acogió al Presidente Jean Bertrand Aristide cuando regresó a Port-au-Prince, luego de la intervención de las tropas norteamericanas y elementos golpistas en el Ejército Haitiano. Así terminaron tres años de exilio del presidente constitucional, en Caracas y Washington, luego del sangriento golpe de Estado de septiembre 1991, que como mencioné anteriormente tuvo un saldo oficial de 5,000 muertos. En las elecciones de 1995, René Préval fue elegido presidente para un mandato de cinco años. Para las elecciones del 2000 Arístide, junto con el movimiento Lavalas, organizan a la población para cumplir con las reformas económicas, políticas y agrícolas que no llevaron a concretizarse en la década de los 90. Después de ganar una segunda elección en el 2000 a pesar de limitaciones extremas financieras y políticas, Aristide y el movimiento Lavalas aún tenían aspiraciones inaceptables para Haití desde el punto de vista de la élite local administrativista neo colonial y las redes socio económicas corporatocráticas, por lo tanto en 2004 fue expulsado por la fuerza de su país por los Marines de Estados Unidos, como culminación de un campaña jurídica y mediática sostenida contra él y su renovado movimiento Lavalas por (sobre todo) EE.UU., Francia, Canadá y las élites locales haitianas.

El golpe de Estado de febrero 2004 contra el Estado haitiano vio el derrocamiento del presidente Jean-Bertrand Arístide, seguido metódicamente por una ocupación de Haití por tropas de EE.UU., Canadá y Francia, estas primeras fueron rápidamente reemplazadas por tropas de la misión MINUSTAH de la misión de la Organización de las Naciones Unidas, que ha sido exhaustivamente documentada desesperadamente por activistas y los medios de comunicación alternativos. En el 2004, la abogada de Derechos Humanos, Ezili Dantó del Haitian Lawyers Leadership Network4, señaló que la ocupación de Haití por Estados Unidos no buscaba proteger los derechos civiles en Haití y detener los abusos del gobierno bajo Arístide; sino se trataba de impedir que el gobierno elegido democráticamente gobernara.

Con Jean-Bertrand Aristide fuera de la presidencia haitiana las redes político-financieras internacionales pusieron a políticos de su preferencia. De ahora en adelante los siguientes presidentes de Haití serían meros administradores de una neo-colonia corporatocrática. Boniface Alexandre fue nombrado presidente después de Aristide el 29 de febrero 2004, seguido por René Préval que fue nombrado el 14 de mayo 2006, y finalmente Michel Martelly nombrado presidente el 14 mayo 2011, todos siguen la misma forma de gobierno neo-colonial administrativista.

El núcleo de la oposición para el golpe de estado del 2004, lejos de ser el movimiento de base amplia de la "sociedad civil" como fue representado en los medios internacionales, era una alianza un tanto perturbadora entre la vieja escuela Duvalier-Macoutistas, oficiales de derecha que nunca perdonaron a Aristide por la disolución del ejército en 1995, y los dueños de fábricas de explotación, tales como Andy Apaid, ciudadano estadounidense-haitiano y dirigente del Grupo de los 184, una colectividad de líderes empresariales apoyados por el Republican Internacional Institute estadounidense, ridículamente descritos en los medios masivos de comunicación como una iniciativa popular.

El Grupo de los 184 es un grupo de personas y organizaciones haitianas en una variedad de sectores, que van desde los negocios y la economía de los medios de comunicación, que están unidos en su oposición a Jean-Bertrand Aristide y el partido Fanmi Lavalas. El nombre surge de la cantidad de organizaciones de este grupo, y es frecuentemente acortado a G184. Fue creado con la intención específica de oponerse al gobierno de Jean-Bertrand Aristide en Haití. Está liderado por André Apaid, un empresario haitiano-americano. A pesar de ser poco más que un vehículo para un sector de la élite estrecha, el G184 se ha representado a si misma con éxito (en particular a los periodistas extranjeros de los países donantes) como la organización representativa de la sociedad civil haitiana en su conjunto. Andy Apaid como líder de G184 estuvo en coordinación con el ex-Secretario de Estado, Colin Powell, en los días previos al secuestro y expulsión del presidente Aristide por las fuerzas estadounidenses el 29 de febrero. G184 agrupa a las organizaciones empresariales de élite y las organizaciones no gubernamentales religiosas también es apoyado por el Instituto Republicano Internacional (International Republican Institute en inglés, IRI), organización fundada en 1983 y financiada por el gobierno de Estados Unidos para llevar a cabo programas políticos a nivel internacional, así como recibir importantes cantidades de dinero de la Unión Europea.

El ex presidente Bill Clinton, que actúa como enviado de la ONU a Haití (y forma parte de estas redes de capitalismo NGO de la caridad), y el economista Paul Collier piensan que Haití necesita aprovechar su mano de obra barata. En otras palabras, ellos piensan que Haití va a resolver sus problemas mediante la apertura de más talleres de explotación. Por supuesto ninguno los llama talleres de explotación, ambos hablan de "centros de producción" pero claramente son talleres clandestinos de explotación al revisar las condiciones de trabajo.

Las empresas dueñas de estos talleres de explotación en Haití cuentan con moratorias fiscales (de 15 años en algunos casos) y subsidios masivos. Los fabricantes de ropa quieren establecer sectores de manufactura de acuerdo a George Sassine, jefe de la Asociación de Industrias de Haití. Con Aristide fuera del poder y el movimiento Lavalas fragmentado los nuevos gobiernos establecidos por el orden multilateral del capital retornaron a Haití a un gobierno de clientelismo masivo del gobierno y el empobrecimiento sistemático de la población. El capitalismo clientelista es un término que describe una economía que se piensa capitalista (e inclusive se defiende una supuesta competencia y al mercado libre) en que el éxito en los negocios dependen de una estrecha relación entre los empresarios y los funcionarios gubernamentales. Entre sus manifestaciones más comunes, se puede mencionar favoritismo en la distribución de permisos legales, de contratos con el gobierno, la subvenciones del gobierno; el capitalismo clientelista consiste en una colusión entre los agentes del mercado internacional y la asimilación del Estado-Nación. Los gobiernos Post-Lavalas hicieron llamados internacionales para vender Haití como mano de obra barata. Los aviones y los hoteles están llenos de inversionistas extranjeros que buscan entrar en el mercado de la reconstrucción post-terremoto. La mano de obra barata es insuficiente como política pública y política financiera para desarrollar un país dado, dicho paradigma produce pobreza más que proveer circulación inclusiva de capital.

La carrera hacia el fondo enfrenta a los trabajadores haitianos en contra de los trabajadores de la vecina República Dominicana. CODEVI, un parque industrial de zona franca de Ouanaminthe, en el Departamento Noreste abrió en la frontera con República Dominicana hace unos ocho años, después de los salarios de la misma labor en territorio Dominicano llegaran a ser demasiado alto. Según el director de CODEVI, Miguel Ángel Torres5; "En la década de 2000, los clientes de las empresas dominicanas dijeron que los salarios eran demasiado altos. Ellos dijeron que no podían pagar. ¿Qué pasó? CODEVI apareció. Los beneficios en Haití son mejores que en otros países... podemos competir con cualquier empresa en la República Dominicana" Situada en la frontera con la República Dominicana, es una de las más importantes regiones en el comercio transfronterizo. Los propietarios de fábricas foráneas en territorio haitiano siguen siendo vehementemente anti-sindical.

El Derecho Internacional fue instrumental para el golpe de estado. La asociación de jueces haitianos, ANAMAH (National Association of Haitian Judges en inglés) fue un aliado importante de las Naciones Unidas en sacar del poder a Aristide en el 2004. Después del mandato de Aristide, ANAMAH realizo un trabajo muy útil para el nuevo régimen, por ejemplo mantenían muchos casos jurídicos problemáticos en un limbo legal. Estos juristas leales a las Naciones Unidas son la herramienta jurídica perfecta en una neo colonia como Haití, monopolizando el control del aparato jurídico político para las redes corporatocráticas. Todo esto ocurrió con el apoyo amplio del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas

Aunque en la literatura académica de ciencias políticas y derecho internacional no se menciona casi nada sobre esta situación, ha habido esfuerzos por abogados como Brian Concannon, Marjorie Cohn e Ira Kruzban. El apoyo internacional nunca fue total: tanto de la Unión Africana y la Caricom, la Comunidad del Caribe, se opusieron a la golpe de estado (Caricom suspendió la membresía de Haití después del derrocamiento de Arístide). Sin embargo, la invasión de las Naciones Unidas se ha ganado el apoyo activo de países se opuso a la guerra de Irak, y ha visto una colaboración entusiasta de muchos Estados latinoamericanos que en otros contextos son considerados progresivos; en efecto la operación militar está bajo el liderazgo de Brasil. Venezuela por el otro lado, cuyos presidentes tanto Chávez como Maduro continuamente han expresado su apoyo a Arístide.

El derecho internacional posibilitó el golpe de estado y la ocupación que fue ejecutada mediante una logística financiero-política multilateral. Por un lado la preparación del golpe fue una oportunidad para que Francia y EE.UU volvieran a trabajar juntos eficientemente después de sus disputas sobre la invasión de Iraq, asimismo nuevas y emergentes poderes coloniales trabajaron juntos para manufacturar la demonización de Aristide junto con Canadá. Las tres naciones colaboraron en entrenar paramilitares de derecha en la República Dominica.

Años después del golpe, sectores del pueblo haitiano continúan exigiendo la restauración de la democracia. Desafiando disparos de la policía, las detenciones ilegales y las palizas al por mayor. La campaña elaborada para suprimir Lavalas fue quizás el acto más exitoso de sabotaje imperial desde el fin de la Guerra Fría. Ha dejado el pueblo de Haití a merced de algunas de las fuerzas políticas y económicas más rapaces del planeta.

MINUSTAH ha perpetrado más ataques quirúrgicos. a) El 6 de julio de 2005, 350 soldados de la ONU fueron desplegados con el apoyo de helicópteros y vehículos blindados a Cité Soleil como parte de un asalto masivo, asesinando a un organizador popular de la comunidad y militante Lavalas. b) El 22 de diciembre de 2006, la MINUSTAH de nuevo asalto Cité Soleil con una justificación "antipandillas" (fueron capturados por cámara para documentar la massacre), matando a alrededor de 30 civiles, entre ellos niños. La similitud de las operaciones militares de la ONU entre el 6 julio de 2005 y lo que ocurrió 22 de Diciembre de 2006 en el mismo barrio, Cite Soleil es evidente. Las Naciones Unidas desplegaron a cientos de hombres fuertemente armados con vehículos blindados. Esto es Multilateralismo como Terror.

La inmensa mayoría de donaciones sirvieron como un depósito de dinero gratuito dirigido a financiar la construcción de infraestructura para el personal internacional que estaría a cargo de esta ocupación humanitaria. Vale la pena señalar que los gobiernos occidentales han insistido en que los fondos de ayuda para Haití debe administrarse por las organizaciones no gubernamentales y las fundaciones más que al gobierno haitiano, que ellos consideran que es "corrupto". Tras el terremoto de enero de 2010, la gente en hizo donaciones a las organizaciones humanitarias y las organizaciones no gubernamentales no se dieron cuenta de que su contribución a la reconstrucción de Haití se canalizaría hacia la construcción de hoteles de cinco estrellas para alojar al personal de negocios extranjero. Su expectativa era que el dinero se utiliza para proporcionar alimentación y vivienda para el pueblo haitiano.

La administración Obama ya está coordinando planes para la reestructuración de la sociedad haitiana - en el interés del capital internacional. Se está llevando a cabo lo que la autora Naomi Klein llama la Doctrina del shock; cuando las potencias capitalistas usan desastres económicos o naturales para imponer los programas neo liberales, tales como la apertura de los mercados nacionales a las corporaciones multinacionales, la privatización de las empresas e instituciones y los recortes estatales al salario mínimo. Haití tiene una de las concentraciones más altas del mundo de las ONG. Sin embargo, la gran cantidad de grupos activos en el país no se ha traducido en eficacia. Este artículo atribuye la inercia de las organizaciones no gubernamentales a la privación de los derechos del pueblo haitiano. Los haitianos no tienen un gobierno representativo y no han tenido ninguna aportación significativa los esfuerzos de reconstrucción o de la distribución de los fondos de ayuda. Además, muchas ONG están controladas por los donantes y gobiernos extranjeros, fuentes que tienden a no favorecer la democracia haitiana.

Inicialmente, el gobierno de Obama utilizo el nombre del humanitarismo para desplegar 20,000 soldados y 17 buques de guerra para reforzar la ocupación de la ONU en la vigilancia de gente desesperada y para prevenir un éxodo de refugiados. Médicos sin Fronteras se quejó en su momento de esta respuesta militar, en realidad interfiere con la distribución de la ayuda humanitaria. Se estableció la Comisión Interina de Recuperación de Haití (siglas en ingles, IHRC Interim Haiti Recovery Commission) bajo el control estadounidense, que obtuvo promesas de US $ 10 mil millones en donaciones. La Comisión Interina de Recuperación de Haití (CIRH) es el órgano de planificación para la recuperación de Haití. Para asegurar que la reconstrucción se realice eficientemente, el Gobierno de los EE.UU. coordina toda su asistencia para la recuperación a través de la CIDH. La CIDH, sin embargo, sólo se ha recogido el 10 por ciento de las sumas prometidas. Cuando y si lo hacen recoger las donaciones, los EE.UU. tiene como objetivo implementar un plan neo liberal de explotar la mano de obra barata haitiana en fábricas, plantaciones orientadas a la exportación y centros turísticos; una economía de y para la pobreza. Así que lo que dice ser un esfuerzo, en palabras de Bill Clinton, un esfuerzo para “reconstruir mejor" (Build back better) es en realidad una artimaña para la explotación de Haití.

A pesar de ser el hogar de la densidad más alta del mundo de las organizaciones no gubernamentales per cápita, Haití está actualmente siendo asolado por una epidemia de cólera con una cifra oficial de muertos de unos 8,000. La epidemia de cólera, ahora de las peores del mundo desde que las tropas nepalíes de la ONU de forma inadvertida lo causaron en Haití en octubre de 2010, es un ejemplo de ello: a pesar de una media docena de estudios, incluido el de la ONU, que apunta directamente a la ONU letrinas como la fuente y la causa de la epidemia, la ONU se ha negado a asumir ninguna responsabilidad, y mucho menos pedir perdón por su negligencia grave. El cólera se propago en Haití a través de letrinas en la base de las tropas nepalíes de la ONU, que desembocaba en el río principal del país. Más de un millón de personas siguen viviendo en campamentos superpoblados en las mismas lonas que recibieron en enero del 2011. Un tercio de estos campos todavía no cuentan con un aseo propio, y la mayoría de los haitianos no tienen acceso a agua potable. Los defensores de las víctimas haitianas de la epidemia de cólera tomaron el paso extraordinario de demandar a las Naciones Unidas, afirmando fueron responsables de la introducción de la enfermedad a través de la contaminación de las aguas residuales de sus barracas.

La contaminación de cólera y la violencia socio-económica inflamó el desprecio, ya generalizado, por la ocupación interminable de la MINUSTAH de la ONU. Esto, seguido por unas elecciones políticas financiadas y reguladas por la comunidad internacional, pero denunciadas como ilegítimas y fraudulentas por la sociedad civil Haitiana y los simpatizantes del movimiento Lavalas. El Consejo Electoral de Haití prohibió el partido del del ex presidente Jean-Bertrand Aristide en las elecciones del 2010. El partido Fanmi Lavalas, que sigue siendo un partido importante con el apoyo de la población urbana pobre en capital, es uno de 17 grupos excluidos de las elecciones de febrero 2010, ya que según el consejo electoral, presentaron documentos inapropiados.

Las fallas del capitalismo de la caridad, sistema de ayuda de las ONG funcionan como un laboratorio para sacar provecho de los desastres. Las redes político-financieras lideradas por Washington, la IMF y las multitudes de NGO van a cada lugar desde el final de la Guerra Fría para desestabilizar los regímenes que ofrecen resistencia a esta agenda más amplia, la agenda de la globalización según definida por Washington. Muchas organizaciones no gubernamentales famosas, actúan como un apéndice de la política exterior de Estados Unidos, que a su vez actúa como un apéndice del gran capital financiero.

Cuando el Departamento de Estado de Estados Unidos estableció su plan de ONG de "derechos humanos" en los años 80, el historiador James Peck (2011) señala que la idea era que en ocasiones ofrecieran críticas desdentada de la política de EE.UU. , por lo que el público pensaría que son justas. Traza el desarrollo y la utilidad de esta doctrina a través varias administraciones Estadounidenses, ya que cada una ha utilizado los derechos humanos (y otras razones idealistas como "democratización" y "humanitarismo") para justificar diversas intervenciones estadounidenses. Asimismo despoja la reconfortante ilusión de que, más o menos, la política exterior de EE.UU. durante los últimos cuarenta años ha sido formada por una dedicación a los principios de los derechos humanos. Él demuestra cómo, por el contrario, las sucesivas administraciones han capturado la nomenclatura de los derechos humanos y lo han torcido a los objetivos de los EE.UU.






  1. Peter Hallward, Damming the flood: Haiti, Aristide, and the politics of containment, (Londres: Verso, 2007).
  2. Justin Podur and William I. Robinson, Haiti's new dictatorship: the coup, the earthquake and the UN occupation, (London: Pluto Press, 2012).
  3. China Miéville, Multilateralism as Terror: International Law. Haiti and Imperialism. (Finnish Yearbook of International Law 19, 208, pp. 63-92). Descarcado en: http://eprints.bbk.ac.uk/783/
  4. "Ezili Danto.com | Law & Human Rights Advocacy." Ezili Danto.com. N.p., n.d. Web. 15 Feb. 2014. <http://www.margueritelaurent.com/law/haitianlawyers.html>.
  5. "INTER PRESS SERVICE”. Inter Press Service. N.p., n.d. Web.  15 Feb. 2014. .

                                                          Referencias

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Hallward, Peter. 2007. Damming the flood: Haiti, Aristide, and the politics of containment. London: Verso.

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Podur, Justin, and William I. Robinson. 2012. Haiti's new dictatorship: the coup, the earthquake and the UN occupation. London: Pluto Press.

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