VERTICAL ENTRE DIEZ
Bajo los pies no existe la noche,
la oscuridad tirita
por el derroche
de tuercas, eslabones
y engranajes ardientes
mientras mantienen
el paso de los latidos
de cualquiera.
Una continua humareda
envuelve la palidez
de la ciudad, opaca,
enlodada,
con sonrisas silvestres:
hierro, carbón,
acero. . .
El metal absorbe las luces
que cuelgan derretidas
en las pinceladas
sobre canvas metalúrgicos.
Imperios dormidos
injertan en sus sueños
kilómetros de vías de vapor
y extracciones.
Las futuras eras se regocijan
por las rutas delineadas
que le permitirán
sus nacimientos,
engrosadas con nuevos ricos
y los mismos pobres.
Camina destemplada
una silueta en victoria,
camuflada de
paisajes recónditos y mordidos,
clases boyantes
y bullidas,
se desprende de su piel
de cielos cubiertos de
globos, velas y pedales,
calles con bocas
sobre ruedas
y siglos dentro de
máscaras que se exhalan
para no morir.
Bajo sus pies no existe la noche,
pero sí dentro de sus uñas
y armaduras de escarlata,
entre la belleza,
fealdad y aboliciones.
TU DIOS
Soy el dios opuesto
al que rezan.
La cruz de madera invertida
que vierte sus astillas enfermizas
sobre una fertilidad abundante,
deliciosa,
infinita.
Mientras la arropo
con mis alas,
cabalgo su trópico
y la noche es una erección
enterrada en medio
de su alma,
donde busco anidar,
extraer su respiración,
lograr que olvide sus fuerzas;
parálisis,
éxtasis,
misticismo.
Cuando la luna es tragada
por su mar que
salpica sobre mis muslos,
consumo su deliciosa cintura esbelta,
caprichosa como yo,
y la lisura que se desliza
por esa calumnia que expone
a las ignorancias mundanas.
Lamo dulzuras
antes de escoger.
Emancipo sus dudas
y me las entregan todas
como aromas a la piel y presión
de puños cerrados.
Sobrevuelo debajo de antifaces,
exhumo el clima de las palabras
al sonsacar;
coito, lubricidad,
vorágine. . .
Todo sea por el propósito: desgracia.
Porque hacen falta más muertes,
más corrosión en los contornos
de las esperanzas, misiles, pandemias
y rechazos al universo,
asaltos, robos
y la prostitución de la injusticia.
Porque soy quien copula
con la madre de todo,
el que riega las semillas
y se deleita con los frutos.
Soy tu dios. . .
Tu descendiente.