viernes, 9 de agosto de 2019

Cruzo ríos de nostalgia: tres poemas de Javier Insurgente Velázquez

Tiziano Vecelli (Titian), Paisaje con un sátiro, pluma y tinta marrón sobre papel, del siglo 16.


El Caminante

Soy el caminante que arrastra la melancolía, prófugo de la justicia divina, evito la carretera pero cruzo ríos de nostalgia donde se refleja la vida. Por ahí voy cabizbajo pero con la frente muy en alto, callado aunque haciendo ruido con mis pasos largos. Un caminante sin trazar caminos pero con un misterioso destino, perseguido por una incertidumbre latente que me convierte en un dibujo débil y a la misma vez tan fuerte, recibiendo golpes y chocando con las mismas piedras nuevamente, pariendo errores a diestra y siniestra en este entorno decadente. Igual sigo caminando, brillando con una luz propia que se apaga de momento cuando me caigo en mi desierto, así vuelvo y la enciendo, escribiendo con sangre y espíritu pero finalmente alejado de mi cuerpo. Hasta aquí llegó este caminante, caminé como un almirante que se equivocó, se desvió y recobró su arte de andar, tan oscuro, difuso, efímero y fugaz, pero sin jamás perder la esperanza al caminar.


Los Designios de la Muerte

Mañana gris, sensación inexplicable de un abstracto sentir, mirada trastornada con voz baja, temblorosa, desafinada e infeliz, con luz tenue, piel pálida y ojos aguados, cansados de mentir. Un imborrable y extraño adiós se ha plasmado en mi frente, incursionando en los huesos impactándome de repente, sin poder disimular la angustia ante la gente de la partida de un ser viviente, que me está dejando vacío, sintiendo el mismo frío que sienten los culpables cuando se declaran inocentes. He aquí evadiendo el presente, hoy te fuiste al otro plano aunque quedaste marcado, retratado en mi pecho para siempre al lado de algunos insurgentes y así, continúo tratando de comprender los miles de misterios que esconde la muerte. 


Amada Música Mía

Hoy fue un día exorbitante, mágico, clásico, esplendoroso, majestuoso y musical. Gracias a la dicha de estar vivo, al placer de tener oídos, el poder escuchar melodías, acordes, voces, sonetos y sonidos. Qué energía tan grande, qué emoción tan intensa, qué gran sensación, qué gigantesco sentimiento, envuelto en sonrisas, en pensamientos, en descubrimientos. Sintiendo latidos en el fondo muy adentro que hacen que me tiemble todo el cuerpo con locura, con sentido, con movimientos. Estoy gozando de la chispa que nace de la inspiración, del pudor del corazón, de la profundidad del dolor, de la satisfacción del amor, de la sutileza del perdón. Música para las mentes, es lo que enaltece la piel intensamente, que causa sensualidad, seducción en los seres vivientes. Agradecido de la vida estoy que me ha dado este regalo lleno de luz, preñado de alta plenitud, que me traslada al cielo azul. Y así de esta manera viviré hasta el fin de mis días, amada música mía.

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