En mi patio, con mis manos, te hice germinar.
Estrangulé el cuello de la cadena de oro. De tus ojos, venas coloradas
parecían darle color al pétalo.
Como la burbuja del vino después de servirse, escupiéndote la cara,
una lágrima de sangre que venía de ti.
Flor, que por primera y última vez, eres purpura.
[Texto escrito por Karina García]
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