lunes, 23 de julio de 2012

{Las plantas de mi jardín} por Xiomara Ayala Cartagena

Vestida de blanca Azucena que va serena

despojando el olor de luna llena

que entra por tus poros,

haciendo estragos en lo profundo

de la sangre que hierve

y te hace perder el control.



Por dentro soy Rosa roja

con fiebre de Ylang Ylang apasionado,

un Cohitre que alimenta conejos en celo,

sin celos de un Clavel pomposo y hablador.



A mi la elegancia del Lirio Cala me sobra

y la picaresca sonrisa de una Menta fresca

con una pizca de Hierbabuena,

pa que el Moriviví en tu maceta se exalte

y salte por la cuerda floja de una Amapola abierta,

en pétalos abrazados y condenados

a convertirse en flor.



Margarita Africana que exhala

el sudor de una Heliconia viva y erecta,

que no se dobla ante un sol que prende

las hojas de una Parcha, que se enreda

y aprieta pechos en fiebre desbocada,

sin respeto y sin vergüenza como Albahaca

blanca que regala su sabor.



Nopales con espinas descansan

en desiertos pequeños y redondos,

envidiando la Sábila mojada

que cura el deseo

de un Pompón fresco que me mira

con morbo, queriendo vaciar una

Cruz de Malta enrojecida

por labios carnosos

y sin pudor en acción.



Arrodillada como planta carnívora

de Venus, con la boca abierta esperando

un Orégano Brujo verde, verdoso creciendo

Gardenias perfumadas con abono de hormonas

que empujan y sacan a cantazos sangre lechada

de un tallo en resurrección.



Te invito a sentarnos

como enredaderas

en este jardín de plantas ardientes,

sin estaciones que nos congelen las ganas,

sin distancias secas

inundadas de silencios con rostros de Ortigas,

que cortan el tiempo de la naturaleza eterna

de nuestras raíces.



Te invito a esta Hierba forrada de rocío llorado,

y jurarnos con una Violeta alocada

en cualquier temporada,

que sobrevivamos hasta después

de secar nuestro aliento muerto

y marchitemos las hojas

de nuestros cuerpos dormidos,

enterrando Cardos en nuestros ojos ciegos

hasta que se alarguen al sol

Orquídeas de un amor

sin olvido.


[Escrito por Xiomara Ayala Cartagena]

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