sábado, 1 de agosto de 2020

Por las esquinas de un callejón con olor a azufre: 2 poemas de René Cervoni

Maurice Sand, il. para Légendes rustiques de George Sand, litografía (1858)



LÁGRIMAS SALVAJES

 

Encerrado en un cuarto 

acompañado de un sentimiento incómodo y pesado

fuera del mundo, como un fantasma a punto de ser olvidado

como un maremoto bailando con la playa de una isla perdida.

 

El viento caliente acariciaba las ventanas de roca seca y marrón

mi piel se derretía ante la luz de una vela.

Nada en mi nevera y sobre la mesa botellas de vino

y cigarrillos gastados de sal y termitas.

 

La luna ardiente quemaba mis ojos

y se burlaba de mi ignorancia.

 

Encerrado en un cuarto de metal

donde el amor era mudo y solitario

con el recuerdo de un mendigo alocado   

por las esquinas de un callejón con olor a azufre.

 

Los ángeles tocaban mi puerta, tratando de hacer su cuota 

Los gatos maullaban pidiendo miel a los astros

Los perros se devoraban mutuamente, peleando por un hueso

desnudo y sin carne.


Aullidos y sirenas en la distancia bajo una noche púrpura y cruel 

y mi mundo acababa en la punta de mis dedos

sobre la superficie de mi cabeza

ante el horizonte de mi visión nublada por lágrimas salvajes.




IMPULSIVO

 

Hoy me siento impulsivo

como el que corre hacia un animal salvaje 

que tiene espuma en su hocico.

Un animal con grandes colmillos afilados como la muerte.

 

Hoy me siento impulsivo, como un niño locamente enamorado

de un ferrocarril que no para por nadie. Y el niño en la vía esperando el beso.

 

Hoy me siento impulsivo, como el ave que se enamoró de un gato

e intento abrazarlo con sus alas

y ahora vive en su estómago felino.

 

Hoy me siento impulsivo

como la luna que sigue al sol intentando apagar su fuego

para que juntos puedan contemplar la noche eterna.

 

Impulsivo como el beso,


como la ola,


como el vino,


como la vida.

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