domingo, 26 de agosto de 2012

{Mocosa} por Xiomara Ayala Cartagena

“No es asco, es verguenza por mirarse en un espejo”
[Gata con Botas]

Había una vez… dos veces, tres veces, etc…, una niña que se comía los mocos. La masas experimentadas le decían, que cuando lo hacía, alimentaba una pelota de mocos con pelo en su estómago.

Así las cosas, con el precedente del escándalo ausente de remordimientos para sí misma, cada vez que la niña sentía la urgencia de sacarse un pedazo de masa viscosa, miraba a su público, detenía ante sus ojos el dedo índice de su mano izquierda y pensaba…el dedo con el cual iba a urgar su nariz, sin duda alguna, era un dedo especial.

No lo pensaba más e introducía la segunda extremidad de su mano irreverente, en el orificio derecho que albergaba la molestosa resina mucosa. Sacaba el índice y volvía a colocarlo frente a sus ojos. En ese momento admiraba su dedo, ahora tenía una especie de sombrero semiduro y blanco.

Su mente reflexionaba…suspiraba… pensaba en la pelota de mocos dentro de su estómago y le daba un poco de miedo. La niña volvía a observar su público, todos y todas abrían sus ojos advirtiendo un futuro reproche, pero su deseo de saborear el místico manjar que se posaba ante ella, era más fuerte que el mito terrorista.

Arriba, abajo, al centro y adentro!!!!!!

Rozaba directamente su lengua una ola salada de rebeldía. Una sonrisa pícara se dibujaba en su rostro, miraba a los presentes, giraba media vuelta y se iba saltando.

*Especial dedicación a tod@s los comemocos anónimos.

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